El trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno crónico que afecta principalmente a la infancia, pero también puede continuar en la adultez. Implica una combinación de dificultades para mantener la atención, conductas impulsivas e hiperactividad.
El TDAH resulta uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más frecuentes, situándose por encima de esquizofrenia o el trastorno bipolar. La prevalencia global del TDAH es de 5,29% y en España es del 6,8% en edad escolar.
Se trata de un aspecto complejo del cual no se puede identificar una sola causa. Existen diversas combinaciones de los distintos factores de riesgo que actúan conjuntamente. Principalmente se deben a factores genéticos, en un 75%, y ambientales.
Respecto a los síntomas del TDAH, estos empiezan en una edad temprana, antes de los 12 años. Estos síntomas pueden acabar afectando al rendimiento escolar del niño o en el ámbito de su vida. Además, suele ocurrir con mayor frecuencia en los varones y puede darse el caso de que el niño presente también problemas de autoestima, pero no siempre sucede. Los síntomas que presentan los niños son independientes entre ellos, no todos manifiestan los mismos ni con la misma intensidad.
Tres presentaciones del TDAH según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales):
- Predominante de falta de atención.
- Predominante hiperactividad/impulsividad.
- Combinada de falta de atención e hiperactividad e impulsividad
Dicho trastorno se define como un trastorno muy heterogéneo y difícil de diagnosticar. Es importante que se acuda a un profesional sanitario para poder realizar un diagnóstico (psiquiatra de niños y adolescentes o de adultos, psicólogo…) que cuente una amplia experiencia. El especialista deberá evaluar también si presenta síntomas de algún otro trastorno psiquiátrico y realizar las pruebas oportunas en caso de sospecha de alguna comorbilidad.
La mayoría de los expertos recomiendan usar medicamentos junto a terapia conductual. La terapia tiene que tener como objetivo adaptar al niño al entorno físico y social para ayudarlo a mejorar su comportamiento.
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